Entre cuatro paredes

Entre cuatro paredes
comenzaba la noche del asedio.

Ellos, los asesinos,
alentaban la larga collera de los perros.

El hambre por las sábanas
se agazapaba oscura como un cepo.

Ellos, los asesinos,
nos pusieron el pan sobre unos ojos bellos.

Fuimos muriendo todos
hasta que todo se volvió desierto.

Ellos, los asesinos,
vigilaban la caza del amor en silencio.

De PASEO DE LOS TRISTES [Huelva: Diputación Provincial, 1982]