Aquellos peces míos de otro tiempo con la boca de azúcar, el ojo de papel y un inocente brillo en las palabras como si la batalla no les fuera al centro de las branquias o se durmiera el grito en las escamas, ajenos a los surcos de la tierra, distantes de las manos de los hombres. Aquellos peces míos de otro tiempo. Desarbolando el cielo me tropecé la herida. Se me sube el timón a la garganta. Hay sangre por las velas. En este mar que nace no quiero que navegues: naufragarás sin nombre, lejana nave mía, distante barco azul.
De A BOCA DE PARIR [Granada: Secretariado de Extensión Universitaria de la Universidad de Granada, 1976]