Si supieras la noche que me llena, cómo cultivo sombras en mi huerto, como nado del mar al negro puerto del océano triste de la pena. Si supieras, amor, como resuena -roto de soledad, pobre y desierto- el acorde cansado, casi muerto de un recuerdo de arnor sobre la arena. Si supieras, amor, como labora el labrador de penas que me ocupa de sol a sol, con el antiguo arado. Si supieras, amor, que soy ahora el jinete más gris sobre la grupa del más triste corcel acobardado.
